martes, abril 29, 2008

 

Álvaro


Hola a todos, hace más de tres meses prometí actualización en cualquier momento. El momento ha llegado. Tras numerosas peticiones, manifestaciones multitudinarias y una recogida de 14 billones de firmas he decidido hablar de mi sobrino como se merece. Flashback!!!!

Dia 23 de enero, demasaido temprano como para que mi cerebro coordine correctamente (si, aunque no lo creáis hay un momento del dia entre las 16:00:00 y las 16:00:03 en que soy plenamente lúcido y consciente de mis actos) recibo una llamada de mi cuñado diciéndome que me vaya al curro solo que estan en el hospital y apenas puedo decir un "ah, vale, que bien" y alguna cosa más de la que ni me acuerdo, mi cerebro aún está en estado vegetal.

Poco a poco camino del trabajo voy siendo consciente de lo que pasa y un subidón se va apoderando de mi, voy a ser tío. Aunque ya lo fuese, porque tengo a mi sobrinilla Nerea, no es lo mismo. Los lazos que me unen a mi Alicia hacen que sea algo más importante, mucho más. Me siento como si fuese a ser abuelo, mi niña me ha hecho tío y abuelo (mierda, me has hecho abuelo perra) a la vez porque a ella la quiero con locura, sería injusto decir que es solo mi hermana porque es mucho más que eso, ha sido mi madre cuando he tenido un problema, mi hija cuando se sentía vulnerable, fue mi apoyo en los momentos más duros y aún estoy en deuda con ella.

Después de hablar con todo el mundo en el trabajo para que pudiera ir a verla (ahi se portaron realmente bien los del departamento que intentaron cada triquiñuela posible para que pudiera ir a ver a mi sobrinillo) pude por fin disfrutar de los dos días de permiso por ley para estos menesteres y me largué hacia el hospital. Si no perdí puntos del carnet ese día es que no los voy a perder nunca, porque con la excitación del momento pasé de los 160 por la autovia.

Y ahí estaba, mi niña destrozadita por la cesarea, con esa cara entre cansancio y felicidad que daban ganas de abrazarla y no soltarla nunca. De darle una patada a toda la gente que estaba perturbando su descanso y restándole belleza a ese instante. Un instante que les pertenecía solo a ellos y a mi sobrinillo, esa cosita que hasta ahora habia sido un ente abstracto, el garbancito, algo que empezabas a querer sin conocerle y que ahora cara a cara era más bonito de lo que jamás pude imaginar. Precioso, muy despierto, muy bonito, la envídia de los demás padres (y no es amor de tío, los demás niños eran como gargolas chillonas a su lado) tan puro que daba miedo tocarlo por si era irreal y se desvanecia. No me puse a llorar de la emoción porque yo soy un tío varonil y rudo (dejad de reiros cabrones!!). Y ahí estaba Nacho, un padrazo que no cabía en si de orgullo, que se le caia la baba a mares con su pequeño, una familia perfecta y adorable que espero se mantenga unida para siempre porque se merecen los unos a los otros. Una familia de la que si me siento orgulloso de pertenecer a ella. Una familia por la que si vale la pena darlo todo.

Y ya han pasado tres meses desde entonces, y cada día es más bonito, mas gracioso, se rie más y lo quiero más. No se si será el reloj biológico, el hecho de que siempre he querido ser padre y que hay cosas que me lo van a complicar mucho, pero en cierto modo gracias a Álvaro me siento bien. Ahora tengo alguien a quien querer y malcriar, alguien a quien enseñar a hacer trastadas, alguien a quien hacerle los regalos que sus padres le nieguen porque no se puede querer todo. A mi me ha tocado la mejor parte, seré el tito Salva y voy a hacer todo lo posible ser el mejor tío que un crio pueda tener.

Bueno, eso es todo, ahora probablemente vuelva a abandonar este blog durante mucho tiempo, el nacimiento de mi sobrino no es algo fácil de superar, asi que un saludo y hasta siempre.

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